Vidrio en mi piel ha formado tu caricia,
y mi pelo es alga al contacto de tu orilla.
Soy augurio de la caída de soles. Traigo la noche.
Mi alma fue cincelada por ti en la fragua,
donde ardiente posaba.
Hay un ábside lejano
donde se encuentra el altar que hice al amor.
Quedé prendada a ti como el musgo al corcho,
y me trencé entre tus raíces, hasta vivir en ti.
Un delta en tus labios, donde me acerco a beber.
Embalses de ternura entre tu cuerpo,
en los que humedezco mis días.
Tu emerges como lava que me quema.
Sakkarah Azul