Hay una puerta que, en cuanto la traspasas, puede llevarte a la oscuridad. A mi me gusta la luz, me gustan los cielos limpios donde mi estrella espero que vuelva a brillar.
Mi mundo me hace feliz, y solo pueden conocerlo las personas que me quieren realmente y se han preocupado por comprenderme.
Cada cabello mío va adquiriendo su tono entre tus dedos cuando lo acaricias. Cada mechón espera que tu fantasía lo corte.
Es alfombra que cae sobre tus piernas en la caricia o el descanso. Toma el brillo que le pone tu mirada y, a veces, adquiere esos tonos rojizos de la pasión que bulle en mis manos.
No puedo olvidar la sensación de tus dedos cuando en el se enroscan.