Construía y rompía la casa de mis sueños, hasta encontrarme
en la habitación blindada de la soledad.
No ha quedado inventario de aquello que construí con amor,
solo han dejado los cascotes de mis impulsos destructores.
Hoy no miro si queda algún resquicio de luz en las paredes de este cuarto. No quiero
salir, ya no quiero ver la ruina que hice de mi sueño
Misterio azul
Será mejor quedarse entre cuatro paredes?
ResponderEliminarDulce beso.
No es que sea mejor, pero a veces uno piensa que si está solo, ya nada le puede pasar...
EliminarDulce beso.
Un lindo texto, con un dejo muy profundo de nostalgia.
ResponderEliminarGracias por tu visita y tu compartir.
Un abrazo.
Muchas gracias, guapa, un beso.
EliminarTengo en concreto, esa tendencia destructora que es metaforica, en tu caso. Tiendo a romper por accidente algunos papeles, apuntes, recortes de revistas, que quiero guardar por diversas razones. Incluso tiendo a perder algunos bocetos y no necesariamente los menos logrados.
ResponderEliminarClaro que tu planteo es mas metaforico. Tal vez pueda decirte que no te encierres.
Y noto un patrón emocional en la blogosfera. Hay otras blogeras con talento poetico, que pasan por una situacion emocional similar.
http://tumundogirayelmiotambien.blogspot.com.ar/2013/10/sombras.html
Yo también destruyo, Demiurgo, no es metáfora solo...
EliminarMuchas gracias por todo :)
Un beso muy grande.
Lo cierto es que tus versos aprisionan el alma en esas paredes, a veces destruimos aquello que tanto quisimos y no podemos ver más que los restos que quedaron, como si de un naufragio se tratase. Hermoso aun en su profunda dureza.
ResponderEliminarBesitos!!!
En casa se paso de almacenar ahora a desocupar, y así poder liberar espacios para encontrarse uno más libre de sentimiento pasados.
ResponderEliminarSaludos