Quedaban olvidados los cándidos versos, y un lamento ronco salía de las entrañas de la tierra. Sus ojos habían sido cegados a la luz, y las lágrimas eran cera caída de una vela apagada.
No había héroes ni respeto, sólo un vestido viejo tirado sobre una alfombra. Se había deprendido de sus apegos, y una mano engañosa se tendía para atormentarla. Ya no estaban sus amigos, ya nadie querría creer el cuento que no se contaba. No estaba el Norte en la brújula, no había musgo para guiar el camino. Quería dormir, soñar un sueño que no la devolviera a la realidad. Sólo dormir.
Misterio azul
13-8-2010
Sí, dormir es muy importante, ojala descanse.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bello relato, gracias por compartirlo. Un beso.
Gracias, es antiguo, pero quise ponerlo. Muchos besos.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, Mara.
Eliminarbesos.
Este relato es una rendición, es claudicar ante la vida, algo que nunca debemos permitir.
ResponderEliminarHay en él mucha oscuridad y pesimismo y espero no sea el reflejo de su autora y sí que no pase de ser literatura con tintes existencialistas.
Un abrazo.
A veces la brújula se estropea y nos manda por unos caminos equivocados, hasta que nos damos cuenta retrocediendo para encontrar el camino que nos devuelva la alegría de vivir.
ResponderEliminarSaludos