Balanceándome en la orilla y con la certeza de que caería, me tiré al abismo. A cámara lenta me iba despojando de cada recuerdo, de aquellas miradas, de la marca de su piel sobre al mía.
Caí quedando comprimida contra el suelo; sujetando algo de lo que no pude despojarme, el amor. Cristal derretido que se esparció por la tierra; y en el ambiente, un polvo espeso de derrota.
El silencio es como un acto de contrición.... y cuando uno está dispuesto a lanzarse al abismo, también se aprende a volar.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Creo que es así... Qué bonito lo dices, Magade.
EliminarMontón de besos.
La última frase de esta hermosa prosa me recuerda que el enamoramiento es la derrota de la inteligencia....
ResponderEliminarBesos
Y creo que tienes mucha razón... :)
EliminarMuchos besos, Don Dumas, una alegría verte.
Tras el golpe ensordecedor viene un silencio atronador... después la nada...
ResponderEliminarPrecioso escrito, mi niña.
Mil besitos para tu noche ♥
Así es...
EliminarMuchas gracias por tus palabras que son siempre vonitas.
Mil besitos con cariño.
Y aún así uno se aferra a lo que más cree. Muy buen texto aún en su tragedia.
ResponderEliminarDulces besos.
Muchas gracias, Dulce.
EliminarA veces, escribiendo soy algo trágica :)
Montón de besos.